– Edgar García (Redsoc)
Una generación es sustentable cuando sus jóvenes reconocen la importancia del ambiente, su cuidado y conservación; de igual manera, se comprometen por dejar una huella positiva en su entorno. Esta fue la experiencia que un grupo de jóvenes, representantes de varias organizaciones sociales, vivieron en la bella localidad de Aguirre, edo. Carabobo. La hermosa naturaleza del campamento Yakon Maleiwa, que en lengua pemona significa Hermano de Dios, se unió a la alegría y el entusiasmo juvenil para dejar un mensaje de vida y compromiso de los jóvenes del proyecto Generación Sustentable.

Muchas son las experiencias que podrían narrarse, sin embargo, llega una pregunta necesaria: ¿qué hizo especial a este encuentro? En primer lugar, la posibilidad de compartir los aprendizajes que, jóvenes de distintos contextos, han ido desarrollando desde la innovación con el reciclaje, la robótica, la moda; en segundo lugar, abrir nuevas expectativas que despiertan la chispa de contribuir con el ambiente y el deseo de aprender más para crecer en la conciencia del cuidado de una casa que es común, a la que llamamos: planeta. Y, en tercer lugar, la convicción de una generación que crece y se forma con el compromiso del cuidado de sí mismos y la transformación de su entorno como verdaderos líderes.

En definitiva, se fue fortaleciendo una red que crece cada vez más y más; una red que la une el compromiso de todos los que vibran por un país inclusivo y fuerte; una red que valora las diferencias y reconoce la importancia de todos y todas; una red en la que cada joven y cada organización aporta lo más valioso de sí para la construcción de una Generación Sustentable.